El barrio donde amamantan con música

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-¿Y tú qué haces?
-Soy productora de eventos... y de cualquiera vaina, la verdá -risas-
-Risas- ¿Ah sí? ¿Y dónde produces? 
- En la Parroquia Musical de Caracas 
-¿En dónde?

Los Parranderos del Cumbe guian la fiesta por el barrio. Foto: Ramírez Carril

Todavía hay quienes que creen que es jodedera. Aún después de que les narro (mi interpretación de) la historia de San Agustín -esa que cuenta Emilio Mujica a los visitantes del Cumbe Tours- me miran, guiñando el ojo con picardía, como si no estuvieran convencidos de lo que les digo, como si se tratara de una poética invención mía. No, no es una poética invención mía. Esa parroquia es musical por derecho originario. 


En San Agustín todo el mundo toca algo. Cuando digo "todo el mundo" no estoy apelando a la hipérbole para captar tu atención. Pero si ya estás aquí, quédate hasta el final. Y cuando digo "algo" me refiero a cuanto palito, paleta, piedrita y perol halle un niño o una niña agustiniana en la calle o en un rincón de su casa. Lo que sea, sonará. Y bien. Bonito. Con ritmo. Sabroso. Imagina entonces a un muchachito de esos tocando un tambor.



Niño de la "Escuela de Percusión Infantil Pedro Guapachá". Foto Archivo Cumbe Tours

San Agustín es una parroquia formada principalmente por negros venidos de la costa mirandina y también por gente de Nueva Esparta y los Valles del Tuy. Portugueses, españoles e italianos completan la gama de inmigrantes que explican su riqueza cultural. ¿Qué podía esperarse de un lugar donde la fulía, el polo y el joropo tuyero vinieron de lejos y se quedaron a vivir juntos?

Una de las primeras cosas que descubres y comprendes cuando te juntas con agustinianos es su echonería. Sí sí, son vanidosos. Exponen con orgullo su historia porque todos son protagonistas. Hablan sobre las glorias que se presentaban en el Teatro Alameda de los años 40 como si hubiesen estado en la primera fila. Los papás y las mamás, los abuelos de quienes te echan el cuento vieron a Benny Moré y a La Sonora Matancera algún domingo de sus vidas y se echaron palo con Jorge Negrete en una esquina. Al principio una cree que la vaina es joda, que eso es parte del imaginario agustiniano, ese Macondo caraqueño donde todo es posible. Entonces aparecen recortes de periódicos super cuidaítos y fotos que detuvieron el tiempo en un cuadro ¡Ah, mira tú, si es verdad! 

Y cuando te cuentan el desastre en que se convirtió ese glorioso recinto, es de muertos no conmoverse. La indolencia le robó la gloria al Teatro Alameda. Durante 30 años funcionó como fábrica y reparadora de butacas del Circuito Radonski (lo que hoy conocemos como Cinex), luego se volvió un depósito de películas en desuso. Y aquí voy a citar a Reinaldo Mijares porque es ese ímpetu, propio de los agustinianos, lo que me hace bailar pega´o con este barrio: “A la gente de San Agustín nos amamantaron el imaginario con las historias del Teatro Alameda. Siempre soñamos con tomarlo para tener un espacio donde albergar las diversas formas de arte que se celebran en esta parroquia”. 

La primera vez que fui al Cumbe Tours, en el 2017, "Mundo" Castillo y Orlandito Martínez contaban ese capítulo sentados sobre el escenario, al lado de Emilio y Reinaldo. La gente se cansó, cuentan. ¿Cómo era posible que un espacio construido y pensado para el intercambio cultural, para la exposición de las artes, se haya vuelto ruinas? En 2004, tomaron el espacio - y sí, claro que hubo "patá y kunfú"-, botaron escombros, limpiaron e improvisaron salas de ensayo. Hay quienes el término "tomar" les hace ruidíto ¡Pero así fue! Se organizaron para recuperar un teatro que siempre les perteneció y volvieron a hacerlo suyo. 


"Mundo" Castillo recitando una décima. Foto Miguel de Freitas





Orlandito Martínez. Foto Ramírez Carril


Balletistas de San Agustín. Foto Teatro Alameda




Hoy en el Teatro Alameda funciona el Centro de Formación Cultural Alameda. Más de 180 niñas, niños, jóvenes y adultos reciben clases de percusión latina y afrovenezolana, cuatro, guitarra, canto, danza tradicional venezolana, ballet clásico, teatro de calle y títeres. En diciembre de 2019, un grupo de niñas balletistas integró el elenco de El Cascanueces demostrando sus habilidades -y ¡representando a la parroquia, como no!- en la sala Ríos Reyna del Teatro Teresa Carreño. 


En San Agustín, la educación musical es común y obligatoria en sus 22 escuelas y líceos. Todos los niños, niñas y adolescentes que pertenecen al sistema escolar estudian música seglarmente. Dicha formación está inscrita en el programa educativo adaptado para San Agustín por la Unidad Territorial Integral de Educación Bolivariana (UTIEB), una organización propia que trabaja la acción escolar en el barrio. No hay muchachito que no toque, cante o baile. Les viene en el ADN y se lo refuerzan en la escuela.




Yo nací en la parroquia San Pedro y crecí transitando la parroquia El Valle. Bailo naturalmente, escribo y canto por terquedad. Soy productora de eventos -y de cualquier vaina, hablo en serio-. Me habría gustado nacer en ese Macondo caraqueño, donde los bailarines tocan bongó, las periodistas cantan y los cocineros recitan. Me contagio con sus luchas, sus memorias, su rebeldía y por supuesto también se me pega su echonería. Digamos que soy la forastera a la que muchos en el barrio quieren.

Con Emilio Mujica en La Ceiba. Foto Ramírez Carril

Comentarios

  1. Hay tantos espacios ricos en cultura en nuestra Caracas que no disfrutamos por desconocimiento o miedo de las olas de rumores que son peligrosos. Debemos aventurarnos sin prejuicios a vivir experiencias enriquecedoras, al salir de esta cuarentena me apuntate en familia al Cumbre Tour

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    1. Gracias Mochis amada! Claro que si. Ese próximo recorrido va a ser como una super bailanta de la cantidad de amigos que vendrán. Nos abrazaremos pronto.

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  2. Necesito ir a San Agustín contigo. Y vivir esa vibra. Salsa + ron + cultura.

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    1. Sigue nuestra cuenta en Instagram. Cuando estemos libres de contagio y podamos salir a las calles, anunciaremos las fechas de nuestros recorridos. Gracias por leerme. Comparte.

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  3. Que bueno es leer acerca del barrio en positivo, contribuye a cambiar el paradigma que muchas personas comparten acerca de estos. Saludos. Gisela

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    1. Eso es lo que intentamos construir desde la Fundación 100% San Agustín. Siga atenta a esta serie de publicaciones, Señora Chela. Y gracias por leer.

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  4. Insisto, tu escritura motiva, invita, despierta la curiosidad, y además proyecta confianza, buena energía... Y eso se parece mucho a lo que uno ve en San Agustín cuando la camina, cuando la descubre, cuando la respira y la escucha, y cuando la baila... Gracias

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    1. Me halaga tu comentario. Qué bueno que recibas mis historias así ¿Quién eres?

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    1. Gracias! Te invito a leer el resto de la serie dedicada a San Agustín. Un abrazo!

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  6. Excelente reportaje, me encantó, gracias por compartirlo y que viva San Agustín. Ojalá el teatro del 23 de Enero también retomará su finalidad. Tal vez halla que cambiarle ese nombre tan espantoso y manipulador que se le colocó para que entre en otra frecuencia vibratoria...

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    1. Hola! Gracias! ¡Que viva San Agustín!
      ¿Cómo se llama el teatro?

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