La Tía Eneida... una maga que vuela entre mariposas amarillas.
Recuerdo a la Tía Eneida con sus bragas floreadas de paleta tropical, los hombros descubiertos y unos collares de pepas grandes o de muchas vueltas de cordones de colores.
Siempre andaba con una
carterota llena con hilos de bordar, estambres, telas de algodón y peluche, agujas, piedritas plásticas, canutillos, encajes... La Cartera de Pandora. Para mi era una "maga" que creaba con sus
manos juguetes para la felicidad. ¡Una mujer alegre y escandalooooosaaaaaa! Era dominicana (y fue algo que descubrí cuando ya era grande).
Me enseñó a hacer muñecas de trapo y perritos de peluche. Tenía paciencia para enseñar... aunque a veces la
perdía: "¿¡Qué estás haciendoooo!? -con su vocesota ronca- ¡Te dije que cortaras la tela por la
línea del bolígrafo que te marque! ¡Asi... mira! ", Terminaba ella
contándome el patroncito del cuerpo de la muñeca. Cuando estaba terminada, vestida, con sus moños de estambre negro trenzados (más
por ella que por mi) le decía a toooooooooodooooo el mundo: "¡Mira chico, que bella
le ha quedado la muñeca que ella misma se hizo!"
Le pediré a mi papá, que de vez en cuando consigue tesoritos que creíamos perdidos, que jorungue de nuevo a ver si encuentra alguna de las muñecas encantadas de la tía.¡Ojalá!
Si no, hay
recuerdos como este que se quedarán guardaditos allí donde revolotean las mariposas amarillas.
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