"Hombre no da puesto"

Cuentos Breves en El Metro
5 Junio 2012



Chacaito. En el vagón, detenido en la estación mas de la cuenta, un viejo inmigrante, de esos que ni 60 años viviendo en Caracas le hacen comprensible el acento (¿portugués? ¿italiano?), entra refunfuñando, más bien escandaloso: "Permisoooo, permisoooo senioraaaa si no quiere que la toqueeeee". Todos lo miran, algunos se apartan con repudio. Una flaca con uniforme de... de... ¿trabajadora de empresa de seguridad? de ¿aires acondicionados? ¿venta de artículos de limpieza?... ¡bah! Una flaca de camisota azul, pantalonsote de pinzas azul, chalecote azul y una cola de caballo bien prensada se pone de pie. Con la voz bien gruesa y un ademán al mejor estilo de unbiencuidai'to lo invita a sentarse. "¡Permisooooo senior, permisooooo para sentarme!", gritaba el don -más italiano que portugués, la verdad- El tren avanza. A su lado, dos doñas sentadas, cara arrugada, trompa parada: "¡Nooooo mana... Eso se perdió! Aquí ¡hombreee no da puesto!", replica una. "¡Eso no se aprende en la escuela! ¡En la caa-saaa, en la caaa-saaa!", contesta la otra. Bla bla bla... Hombres parados replican, mujeres critican a los "dormidos", niños lloran... bla bla bla bla... Un hombre "dormido" abre el ojo con cuidai'to, mira a las protagonistas de la conversa, se acomoda en el asiento, bien plácido y con los ojos cerrados dice: "¡Esa vaina ej culpa e' Chávez!". Una carcajada desplaza el comentario. Un grito a la carcajada: "¡Permiiiiiiisoooooooo senioreeees que voooooy salieeeendooooo!" Ahora, todos se ríen. La flaca de azul se vuelve a sentar. El "dormido" sale corriendo del vagón ya casi cerrandose las puertas. Y el tren sigue. Como la vida, deteniéndose de vez en cuando pero siempre hacia adelante.

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