Pieles que se extrañaron... sin conocerse

Ella -o más bien, su piel- se somete ante sus deseos cuando él -o más bien su piel- se adueña de sus fluidos, asalta sus poros, envenena su lengua.
Pieles embriagadas de sudor… pieles que no se sacian, que se entregan con desquicia, con desenfreno. Pieles que se extrañaron sin conocerse.
Se asaltan se hurgan se traspasan. Ella se hunde en su grito. Él… se traga su risa.

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